Martinez se despierta y se ducha. Lee el diario, se indigna ochenta segundos y se hace el nudo de la corbata. Martinez baja las escaleras, aunque prefiere el ascensor. Abre la puerta, mira alrededor dos veces: en la esquina ve como se va el colectivo y lo pierde. Martinez da doce pasos para atrás, toma el ascensor, toca un timbre y se dispone a matar a su mujer.
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