Los pibes del deposito

Ayacucho es el purgatorio
de los que agradecen las patadas en el
culo de nueve a
seis
son los ojos de los
tres perros que pasea un tipo
de piel naranja mientras salen
los pibes, por la puerta de atras

con chomba azul,
un lindo contraste para ver


yo estoy parada, cansada del correlato
entre la consumicion del pucho
y mi paciencia frente al contraste de adentro,
que no es lindo para ver

salen los pibes con olor a plastico,
llegan con olor a colonia y gel
pero salen con olor a plastico y una
nausea que llevan como trofeo
de la jornada cumplida, de la semana
perdida

como en tribu
me miran el culo en el reflejo de
la puerta de vidrio.
se los permito porque despues me miran
con modestia, los ojos se les delinean con la mugre
y porque
soy como ellos
porque yo tambien los miro, los culos
marcados, cagados a patadas
un par de zapatazo, de marca por hora
y el mio es igual
el de todos es igual.
mas, menos marcado.

me miran cruzando la calle
comentan,
me miran
los miro
miro al otro que se va
el saludo
las sienes que se embisten
la sonrisa
no complace
esperar el portero
avisar que soy yo
que vuelvo a trabajar
que tarde poco que cumpli
y los miro por atras,
los veo sin mirarlos
y entonces
de
golpe

los ojos convergen en un solo punto de fuga
sabemos que desde esa perspectiva
ayacucho sera nuestra
y un solo culo
va a ser el
cagado a patadas.


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